Organización escolar: ¿Cuánta importancia tenían las artes visuales en el IB (Bachillerato Internacional)?

¡Bienvenidos de nuevo amigos! Esta entrada es muy especial para mí porque es la primera vez que voy a enseñar mis pinturas y habilidades artísticas en el blog. Quiero aprovechar esta oportunidad para hacer un agradecimiento dirigido a Sergio, porque fue él quien me animó hace unos días a publicar mis dibujos y garabatos y así compartirlos con todos vosotros; así que nada, espero que os guste tanto verlos como a mí hacerlos. Pero antes, necesito daros un poco de contexto para que podáis apreciar esta entrada de la mejor manera posible. Sin más dilación, voy a contar un poquito sobre la organización de mi instituto el año pasado, y en particular, cómo viví mi asignatura favorita - ya lo habréis adivinado, artes visuales -, al formar parte del programa IB.

Cuando terminé 4º de la ESO en el colegio internacional St. George, mis padres decidieron cambiarme de centro porque no se podían permitir pagar el bachillerato que ofrecían para el curso siguiente. Era un dineral. Por eso, pasadas las vacaciones de verano y con la vuelta al instituto, ingresé como nueva alumna en el colegio privado Alameda de Osuna y quise cursar el bachillerato internacional (IB). La razón principal por la que decidí esto es sencilla: llevaba tres años de vuelta en España, pero siendo educada dentro de un sistema británico y no quería tener que adaptarme otra vez al sistema nacional español porque me había perdido mucho. Ya me había tocado vivir demasiados cambios y estaba cansada de tener que estar adaptándome siempre a nuevos retos, de que siempre hubiera dificultades y barreras en mi aprendizaje a las que enfrentarme; ya no podía más. En busca de un poco más de estabilidad, no quería generarme más trabajo ni estrés si lo podía evitar; y al final eso hice al elegir el IB. 

El IB era un programa muy atractivo, completo y prestigioso, y en el Proyecto Educativo del Centro (PEC) se veía que lo habían trabajado y adornado mucho para atraer a más familias al centro. Con nosotros funcionó, desde luego, aunque debo resaltar que hubo más factores que influyeron en la selección del centro. Una de las razones que más me convencieron fue descubrir que aquí es donde estaban estudiando mis 5 primos más cercanos, y me hizo ilusión y gracia la idea de poder ir juntos al instituto, de verles en el patio, de bromear con ellos en los pasillos entre clases. Aunque no lo saben, fueron ellos quienes me transmitieron una tranquilidad enorme cuando tuve que hacer esta transición, y en los dos años que duró el bachillerato les cogí un cariño y aprecio incluso mayor al que les tenía de antes (y eso que siempre les he querido muchísimo). En realidad, tres de ellos son mis vecinos y llevamos viviendo pared con pared desde que estábamos en Infantil así que me aventuro a decir que más que primos, para mí han sido como hermanos.

Pero bueno, no os voy a aburrir más con el tema del IB — además, hablar de ello me trae algunos recuerdos de mucha ansiedad y agobio, así que sinceramente prefiero no entrar en más detalles porque plasmarlo en papel desencadena algo emocional y fuerte en mí, y no me veo preparada para explorarlo. De todas formas, si realmente queréis saber más, podéis buscarme en la uni y hablar conmigo en persona cuando queráis. Vamos, estaré encantada de resolveros todas las dudas que tengáis y explicaros todo lo que queráis saber. Así que, de verdad no os cortéis ni os dé vergüenza venir a preguntarme :)

Ahora vamos con el tema más divertido de la entrada: ha llegado el momento de contaros cuánto disfruté la asignatura de artes visuales en mi segundo año de IB. Podría extenderme durante páginas y páginas sin fin, así que intentaré hacerlo breve aunque me falten detalles. También me da pena no poder hablar de cómo fue mi primera toma de contacto con el arte de muy pequeña, o cómo me apasionaban mis extraescolares de pintura, o cómo mis padres me enseñaron a dibujar bien en casa...hay tanto que contar, *suspiro*. Lo único que diré es que mi pasión y amor total por el arte procede en gran parte de mis padres. Mi madre es arquitecto y hace pinturas con acrílico, llegando a exponer en galerías pequeñas en Londres, y por otro lado, mi padre es ingeniero pero pinta acuarelas hiperrealistas. Dicho esto, me he sentido muy atraída por el arte desde que aprendí a sostener un lápiz, así que me lo he currado y he practicado una barbaridad toda mi vida. Madre mía, me estoy desviando otra vez (lo siento jajaja), así que vamos a volver a un pasado más reciente, al IB.

Mirando hacia atrás, mi experiencia con el bachillerato habría sido considerablemente peor de no ser por mis ratos de dibujo y pintura. La gente suele decir que el arte es terapéutico, y yo misma he descubierto que esto aplica conmigo porque me ayudaba a evadirme del estrés que me generaban las demás asignaturas. Cuando me concentraba solo en el lienzo o el papel que tenía delante, el resto del mundo se callaba y quedaba difuminado, mi mente también se callaba por completo y me absolvía por completo de mi entorno. La concentración que soy capaz de ejercer cuando hago mi arte es inigualable a la que siento cuando estudio matemáticas, o lengua, o historia. No hay nada como esa sensación; es de las pocas cosas que más paz me traen. 

Además, dentro del marco del IB, nos daban mucha libertad en la clase de artes visuales y no había un currículum concreto que debíamos seguir al pie de la letra. Esto lo agradecía porque para mí el arte supone una autonomía total individual, y cada uno no solo puede - sino que debe - crear y expresarse como más le venga en gana. Tampoco había un examen oficial, sino que la nota final se construía a partir de muchos trabajos distintos a lo largo de los dos años. Los proyectos más importantes consistían en elaborar: un cuaderno con nuestros bocetos y dibujos rápidos, un estudio crítico comparativo donde contrastar las obras de tres artistas diferentes, y por último diseñar tu propia exposición o galería de arte con una temática libre. Esta última se montaba y exponía durante el segundo curso porque adaptábamos el aula de arte para que pareciera un museo de verdad. 

Esta fue la experiencia más enriquecedora de mi tiempo cursando el IB, y ahora la valoro incluso más porque sin saberlo antes, ahora veo que de forma imprevista, se relaciona con la carrera que he acabado haciendo. La temática que escogí para este proyecto final, y para dar cierre a la asignatura de artes visuales, trataba el desarrollo de los niños en todas sus etapas y dimensiones (física, cognitiva, afectiva y social, sensorial, psico-motórica y lingüística). Aquí os dejo las imágenes del resultado final con todas las obras expuestas, porque - por desgracia - no quiero extender mucho más la entrada para explicar cada una de ellas. Pero sí os he dejado imágenes sueltas durante toda la entrada para visualizar algunas de las obras más de cerca, con excepción del gráfico de crecimiento de lana (primera obra de la izquierda) y el móvil con globos aerostáticos de papel (encima de la seta).



¡Esto ha sido todo! Espero que os haya gustado mucho a todos <3
La siguiente entrada ya será la ultima (jooo) así que quiero bien de todos.
Nos vemos allí :))


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